Cada animal tiene aspectos especiales que los hacen únicos y al reconocerlos nos damos cuenta que son seres con inteligencia y sentimientos, y más parecidos a los humanos de lo que conocemos.
Krista McLennan es el científico que realizó un estudio en vacas y sus relaciones sociales con los otros ejemplares del rebaño mientras trabajaba en su tesis doctoral y determinó que las vacas establecen lazos especiales entre ellas y tienden a pasar tiempo con sus amigas. Cuando lo hacen, tienen estabilizados sus latidos del corazón y sus niveles de estrés (tasa de cortisol). Muy similar como nos pasa a los humanos, ¿ no crees ?
Por estas y muchas otras razones muchas personas han reconocido en estos animales un respeto intangible que cada vez son más las personas que empiezan un estilo de vida vegetariano.
Otros datos curiosos de las vacas:
1. Reconocen la sabiduría ajena
Las vacas no tienen problema en reconocer que otra sea más inteligente. De hecho, en este sentido son exactamente igual a las elefantas: siguen a la más experimentada, le nombran líder y se dejan guiar por ella por el bien del grupo.
2. Sienten empatía
Las vacas saben cuando otra compañera está sufriendo. Y desgraciadamente las industrias de la carne y de la leche les hacen sufrir lo indecible. Cuando les arrebatan a sus bebés recién nacidos en la industria láctea, el grupo consuela a la madre desgarrada por el dolor de la separación. Se acercan y la arropan, intentando aliviar su dolor.
3. Son nuestras amigas
Cuando una vaca está en un lugar en el que es querida y protegida (justo al contrario que en una granja industrial) desarrolla fuertes vínculos con sus amigos humanos.
4. Les encanta la música
Las vacas son animales muy curiosos. Cuando escuchan música se aproximan para ver de dónde procede y se relajan escuchandola. Ejerce un efecto tranquilizador en ellas.
¿Por qué las vacas son sagradas en India?
Las Vacas son símbolo de la fecundidad y de maternidad, y por esta razón las vacas son sagradas para los hindúes.
Están protegidas por la ley y nadie osa hostigarlas, maltratarlas y mucho menos matarlas para aprovechar su carne. A muchos occidentales, esta sacralización les parece paradójica en un país en el que reinan la pobreza y el hambre.
El origen de esta costumbre se pierde en el pasado. Hace casi 2.500 años, el crecimiento demográfico en la India provocó la reducción de las tierras de pasto en favor de los cultivos de hortalizas. Las vacas, cada vez menos numerosas, fueron entonces conservadas por su leche y abono. Esto coincide con la llegada a aquel país del budismo, religión que protege a estos rumiantes.