Según un estudio reciente liderado por el equipo del Dr. Peter Pongrácz, de la Universidad Eötvös Loránd en Hungría, los perros que muestran comportamientos gruñones podrían ser más inteligentes. El estudio sugiere que estos perros, al ser más reactivos, pueden mostrar una mayor capacidad para interpretar señales y tomar decisiones, lo cual está relacionado con su capacidad cognitiva.