En Nairobi, Kenia está uno de los refugios animales más grande del mundo. Ahí llegan animales tanto de África, como de otros continentes a vivir una vida tranquila y alejada de los abusos de los humanos. Hace unos pocos meses llegó al lugar un pequeño Galago – un mono nocturno- a vivir al lugar, pero al no haber otros de su especie, quedó solo.
Un Mandril niño, al ver la soledad del Galago, decidió hacerse cargo de él y adoptarlo. A pesar de que estos dos animales tienen diferente carácter, el mandril ha asumido la responsabilidad como un adulto y cuida al Galago, como si fuera su propio hijo.
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