Desde pequeña mi mayor interés siempre fueron las ciencias biológicas y podía pasar horas observando a mis mascotas, me encantaba llevarlas al veterinario y ayudar a darles sus medicamentos cuando se enfermaban. Al momento de tomar la decisión de que carrera estudiar en la universidad, tuve la suerte de que en mi familia siempre existió el apoyo y motivación de tu puedes hacer lo que quieras y lograr todo lo que te propongas. Medicina Veterinaria siempre estuvo entre las dos primeras opciones, sin embargo en mi familia hay varios médicos humanos, lo que facilitó mi decisión por inclinarme hacia la Medicina Humana y pensé que lo más lógico era seguir esa línea.
Conforme pasaron los años, una vocecita dentro de mi siempre decía que lo que estaba estudiando no era lo mío, no me sentía feliz, algo me faltaba. Pero la pena de aceptar que me había equivocado al escoger la carrera y el enfrentar a mi familia y amigos no me dejaba aceptar que tenía que cambiar de rumbo…finalmente alcancé la madurez para tomar la decisión de estudiar veterinaria y de hacer el cambio. Fue difícil tomar dicha decisión y también lo fue el enfrentarme a mi familia y comunicarles. Al inicio no lo aceptaron fácilmente, pero luego dijeron que si con eso alcanzaba mi felicidad me apoyaban.
Fui sola a hacer los trámites y papeleos necesarios, ya que mi decisión no solo implicó un cambio de carrera sino también un cambio de universidad. Pero la motivación por alcanzar mi meta fue grande y quería demostrarles a todos que esto era lo mío. Fue extraño al inicio, el tener más edad que mis compañeros de clase y contarles a todos el por qué de mi cambio. Pero fue una gran experiencia, obtuve conocimientos sobre muchas especies, no una sola y en el camino conocí a personas maravillosas e hice amistades increíbles.
Cuando hice el cambio muchos de mis amigos me dijeron que estaba loca, que ya había perdido tiempo en otra carrera, que debía seguir con lo que estaba haciendo. Ahora me dicen que me ven más feliz que nunca y sus mascotas son mis pacientes.
Reconozco que fue tiempo y recursos económicos invertidos que pudieron haberse ahorrado si hubiera tomado la decisión adecuada antes. Sin embargo, el tiempo que pase estudiando la carrera previa, no lo considero perdido, en mi caso, fue una preparación para llegar al ideal, algo que necesitaba para madurar y encontrar verdaderamente mi vocación.
“Nunca es tarde para perseguir nuestros sueños, siempre hay que ir en busca de la realización personal. La veterinaria era mi destino y me encanta mi profesión.”
M.V. Andrea Carbonell
Colegiado 1,502
Veterinaria ANIMALERIE