Noble enfermera abre hospicio para gatos con leucemia felina.


La casa de una noble familia liderada por la enfermera María Torero es el hogar de 175 gatos con leucemia felina que desde hace cinco años vagaban por las calles y mercados de la capital, lamentablemente el estado no cuenta con los recursos necesario para construir un refugio para dichos felinos.

Esta enfermera es todo un ejemplo de nobleza, no le importa tener los brazos llenos de arañazos, que le hacen los felinos cuando los inyecta, esta madre de tres hijos está acostumbrada a respetarlos y su principal objetivo es darles “calidad de vida” en el tiempo de vida que les quede.

Maria comenta que “La gente no adopta gatos adultos, menos enfermos terminales”, mientras da de comer a los gatos, a quienes amorosamente llama por sus nombres. Esta admirable mujer los a salvado a la mayoría del mercado de Lima, donde recogio a 60 gatitos los cuales eran maltratados por los comerciantes que les echaban lejía y hasta agua hirviendo.

“Cada uno tiene una personalidad distinta”, dice, pero todos sufren de leucemia felina, una enfermedad  que es mortal para los gatos.
A los gatos les diagnosticaron la enfermedad en los últimos cinco años tras extraerles muestras de sangre para pruebas específicas por parte de una decena de veterinarios que le cobran el equivalente a US$25 por examen, señala Torero. “Los gatos diagnosticados con leucemia pueden vivir un promedio de tres años”, indica.

Muchos han perdido peso, están anémicos y sueltan fluido sanguinolento por la nariz, que son las principales características de la enfermedad. Torero los mantiene alimentados, los inyecta, los desparasita cada dos meses y los esteriliza.

Katrin Hartmann, catedrática de Veterinaria de la Universidad de Múnich y experta de la enfermedad, afirmó en un estudio publicado en la revista Viruses en 2012 que la leucemia felina es una de las enfermedades infecciosas más comunes entre los gatos a nivel mundial.
Esta enfermera comenta que le han sugerido que los sacrifique y se concentre por cuidar gatos sanos. Sin embargo, ella se niega a hacerlo.
Cuando mueren no hay ceremonias especiales, no hay entierros. “Mi mejor entrega de amor y respeto se la doy en vida. No tengo espacio para enterrarlos, los envuelvo bien en bolsas, y los desecho”, afirma.

Esta noble enfermera es un ejemplo a seguir con los cuidados y el amor que le brinda a estos gatitos desahuciados por la enfermedad mortal que padecen, pero que gracias a Torero, viven sus últimos días con dignidad, cariño y tranquilidad.

Fuente: www.elperiodico.com.gt

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