Los perros son conocidos por su agudo sentido del olfato. Este asombroso sentido se ha utilizado durante siglos para diversas tareas, desde la búsqueda y el rescate hasta la detección de drogas. Sin embargo, una aplicación cada vez más emocionante y prometedora es la detección de enfermedades, incluido el cáncer.
La detección de cáncer por parte de los perros se basa en su capacidad para identificar olores específicos asociados con la enfermedad. Se ha demostrado que los tumores cancerosos emiten olores volátiles únicos que los perros pueden aprender a reconocer. Estos olores son producidos por cambios metabólicos en las células cancerosas y pueden encontrarse en la sangre, la orina, la saliva o incluso la respiración de los pacientes.
El proceso de entrenamiento de perros para detectar el cáncer es un proceso meticuloso que requiere tiempo y trabajo. De forma general, así es como se realiza:
- APRENDIZAJE DEL OLOR DE REFERENCIA: Los perros primero aprenden a identificar el olor del cáncer a partir de muestras biológicas. Esto se hace mediante un proceso de asociación donde el perro asocia un olor específico a su juguete preferido.
- ENTRENAMIENTO EN DISCRIMINACIÓN: En esta fase, el perro empieza a diferenciar entre las muestras que tienen cáncer y las que no tienen
- DISCRIMINACIÓN AVANZADA: Se realizan pruebas en las que se añaden patologías parecidas al olor de referencia, y los perros deben demostrar su capacidad para detectar el cáncer de manera consistente.
- MARCAJE EN VACÍO: Una vez que se ha completado el entrenamiento en discriminación, los perros se ponen a prueba para que no marquen en falso cuando NO hay muestras con cáncer.
Su capacidad para identificar olores asociados con el cáncer ofrece una perspectiva prometedora para la detección temprana y la mejora de los tratamientos.
